Julio Cervera Baviera es uno de los valencianos más olvidados de la historia. Desde que murió en el olvido a principios de la década de los años 20 del pasado siglo en Madrid, nadie se había preocupado por reivindicar su nombre hasta que el profesor Ángel Faus descubrió sus aportaciones a la ciencia. Nacido en 1854 en Segorbe, fue un militar fascinado por Marruecos que trabajó en campos tan diversos como la ciencia, la política y la literatura. Faus destaca que tenía un cerebro«privilegiado, de hecho escribió más de 20 libros de Ingeniería y en 1903 fundó la Escuela Libre de Ingenieros de Valencia, la primera de esta especialidad que se abría en la ciudad».
El investigador recuerda también que Cervera fue agregado militar en la embajada de España en Tánger entre 1888 y 1889, y escribió varios libros sobre Marruecos que han sido adquiridos por la Biblioteca Nacional. En 1898 se convirtió en un héroe de la Guerra contra EE UU que supuso la pérdida de Cuba y Puerto Rico, al humillar a las tropas norteamericanas en la batalla de Guamaní. El 9 de agosto de ese año, parapetado en el cerro del mismo nombre al frente de 400 hombres, hizo huir en desbandada a una avanzadilla de 110 soldados de los 5.000 que había desembarcado EE UU en la más pequeña de las Grandes Antillas.
Su triunfo fue un espejismo que no evitó el desastre español que acabaría con la pérdida de las colonias de ultramar y que estuvo a punto de costarle la vida, ya que al acabar la guerra publicó un artículo en el que criticaba la escaso ardor de los voluntarios puertorriqueños. Éstos le retaron a un duelo a pistola y el comandante tuvo que rectificar.
Ese mismo mes patenta el telemando de equipos y sistemas, convirtiéndose en el inventor del mando a distancia tan imprescindible hoy en día. Faus detalla que Cervera creó este artilugio pensando en «aplicaciones militares, como por ejemplo la detonación de minas y torpedos a distancia».
Fuente: "Levante de Castellón"
El investigador recuerda también que Cervera fue agregado militar en la embajada de España en Tánger entre 1888 y 1889, y escribió varios libros sobre Marruecos que han sido adquiridos por la Biblioteca Nacional. En 1898 se convirtió en un héroe de la Guerra contra EE UU que supuso la pérdida de Cuba y Puerto Rico, al humillar a las tropas norteamericanas en la batalla de Guamaní. El 9 de agosto de ese año, parapetado en el cerro del mismo nombre al frente de 400 hombres, hizo huir en desbandada a una avanzadilla de 110 soldados de los 5.000 que había desembarcado EE UU en la más pequeña de las Grandes Antillas.
Su triunfo fue un espejismo que no evitó el desastre español que acabaría con la pérdida de las colonias de ultramar y que estuvo a punto de costarle la vida, ya que al acabar la guerra publicó un artículo en el que criticaba la escaso ardor de los voluntarios puertorriqueños. Éstos le retaron a un duelo a pistola y el comandante tuvo que rectificar.
Ese mismo mes patenta el telemando de equipos y sistemas, convirtiéndose en el inventor del mando a distancia tan imprescindible hoy en día. Faus detalla que Cervera creó este artilugio pensando en «aplicaciones militares, como por ejemplo la detonación de minas y torpedos a distancia».
Fuente: "Levante de Castellón"
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