Más de veinte exposiciones en la capital del Palancia avalan la trayectoria y la buena acogida por parte del público del acuarelista valenciano Francisco Rams Lluch
Más de veinte exposiciones en la capital del Palancia avalan la trayectoria y la buena acogida por parte del público del acuarelista valenciano Francisco Rams Lluch y muestra de ello han sido los más de 600 visitantes que han pasado por la Sala Camarón de Segorbe para contemplar las marinas, los paisajes rurales y las estampas cotidianas que con su hábil dibujo y su no menos interesante ubicación en el entorno, para aportar del natural su peculiar punto de vista, hacen de Rams (en posesión de numerosos premios: III Bienal Nacional de Pintura y Escultura celebrada en Valencia, premiado por la Agrupación Española de Acuarelistas, Artista invitado por la Universidad Politécnica de Valencia en 2008, etc.) un destacado maestro en el arte de la acuarela y un importante testigo de los cambios que van sufriendo los paisajes y sus monumentos (llegada del tren antiguo a la estación de Segorbe, un jueves de mercado con el Portal de la Verónica como protagonista, llegada de una goleta al puerto de Valencia, arrozales de la Albufera, canales de Ámsterdam…) en esa transformación que va de lo antiguo a lo nuevo, pero que en manos del artista, gran conocedor de la técnica del encuadre y de la utilización de la perspectiva y del color, se convierte en un equilibrio plástico de luminosidad y belleza donde lo novedoso no usurpa el lugar de lo antiguo (barcas de madera en primer plano y allá en el horizonte las gigantescas grúas del industrioso puerto de Valencia) sino que convive y perdura en la estética narrativa del artista.
Rams, ligado a la comarca del Palancia por vocación y por lazos familiares, ha vuelto a exponer en Segorbe en esta canícula del mes de agosto y como hemos señalado al comienzo de este artículo, el público, que es siempre quien da y quien quita ha vuelto a redescubrir su obra, inexorable prueba de que es posible un arte popular sin renunciar a la complejidad de la técnica y de los temas tratados. Es por ello que el autor, nos confesaba que esta cita de cada verano “es mi exposición, en la que me encuentro más a gusto conmigo mismo y puedo conocer personalmente, alejado de los marchantes, a las personas que quieren tener una acuarela mía”. Y que son muchas, constatamos.
Más de veinte exposiciones en la capital del Palancia avalan la trayectoria y la buena acogida por parte del público del acuarelista valenciano Francisco Rams Lluch y muestra de ello han sido los más de 600 visitantes que han pasado por la Sala Camarón de Segorbe para contemplar las marinas, los paisajes rurales y las estampas cotidianas que con su hábil dibujo y su no menos interesante ubicación en el entorno, para aportar del natural su peculiar punto de vista, hacen de Rams (en posesión de numerosos premios: III Bienal Nacional de Pintura y Escultura celebrada en Valencia, premiado por la Agrupación Española de Acuarelistas, Artista invitado por la Universidad Politécnica de Valencia en 2008, etc.) un destacado maestro en el arte de la acuarela y un importante testigo de los cambios que van sufriendo los paisajes y sus monumentos (llegada del tren antiguo a la estación de Segorbe, un jueves de mercado con el Portal de la Verónica como protagonista, llegada de una goleta al puerto de Valencia, arrozales de la Albufera, canales de Ámsterdam…) en esa transformación que va de lo antiguo a lo nuevo, pero que en manos del artista, gran conocedor de la técnica del encuadre y de la utilización de la perspectiva y del color, se convierte en un equilibrio plástico de luminosidad y belleza donde lo novedoso no usurpa el lugar de lo antiguo (barcas de madera en primer plano y allá en el horizonte las gigantescas grúas del industrioso puerto de Valencia) sino que convive y perdura en la estética narrativa del artista.
Rams, ligado a la comarca del Palancia por vocación y por lazos familiares, ha vuelto a exponer en Segorbe en esta canícula del mes de agosto y como hemos señalado al comienzo de este artículo, el público, que es siempre quien da y quien quita ha vuelto a redescubrir su obra, inexorable prueba de que es posible un arte popular sin renunciar a la complejidad de la técnica y de los temas tratados. Es por ello que el autor, nos confesaba que esta cita de cada verano “es mi exposición, en la que me encuentro más a gusto conmigo mismo y puedo conocer personalmente, alejado de los marchantes, a las personas que quieren tener una acuarela mía”. Y que son muchas, constatamos.
Fuente: Radio Escavia/Rafa Vilanova
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